Puede que aún no se haya demostrado pero sí al menos admitido por la comunidad científica, que nuestro propio cuerpo dispone de diversos medios que utiliza para lograr captar la atención ó provocar comportamientos específicos entre individuos de nuestra misma especie, entre ellos ciertas sustancias químicas que ya se entendían existentes dentro del mundo animal, emanadas del pecho, axilas y parte posterior de nuestras orejas, denominadas feromonas y que tal vez quizás hoy en día ya resulten poco efectivas. Los olores corporales tampoco son en general bien tolerados socialmente y cada vez menos por el sexo contrario, por lo que se recurre de manera generalizada al uso de esencias, fluidos y concentrados envasados por la industria cosmética involucrándonos una vez más a participar de modas y tendencias, que son las que suplen dicha función.

"Explosiva y particular coreografía, movimiento de baile partícipe de feromonas, en un intento por agradar y atrapar la atención del sexo opuesto. Otro recurso más de reclamo para la innata cualidad que han adquirido los seres vivos en busca de la perpetuidad de la especie".