24 horas. Apenas un leve soplo de tiempo en el recorrido de toda una vida. Parte de la suma ó quizás de la resta de las páginas de un calendario cuyas hojas caducas no volverán a florecer bajo ninguna primavera. El patrón de un modelo que permite la re-escenificación, la posibilidad de adaptar y mejorar cada uno de nuestros hábitos en el aprendizaje diario. La recopilación de miles de segundos a los que negamos diluirse en el sin sentido, aunando intensos esfuerzos en aplicar a la memoria recuerdos gratos de amable disfrute. Nos esforzamos en dejar constancia del tiempo vivido para que su recorrido no sea en vano. Creamos ritos y momentos de celebración que nos permitan salir de la rutina y a la vez engalanar nuestras vidas de guirnaldas floreadas con motivos de fiesta. Así consumamos un año más concediéndole noción al tiempo.

"En momentos de celebración nos encanta rodearnos de belleza. Nos tienta y nos deleita el sentido estético de las cosas, por ello resulta impensable festejo que no incluya engalanar, bien de prendas y de abalorios, bien de ornamentos, flores, luces ó música que lo amenice."