Aprender del sufrimiento es trago ingrato arduo difícil de asumir pero irremediablemente necesario. Conocer para reconocer el dolor y entender si el sufrimiento ha sido en ése momento el medio óptimo necesario para lograr ciertos objetivos ó por contra es el resultado vano de una trágica e innecesaria experiencia resueltamente olvidable, es de vital consideración. La amarga experiencia nos hace mucho más reflexivos, madura nuestras emociones, pero sin duda alguna deja mal sabor de boca y seguramente secuelas en aquellos sujetos con un mayor grado de sensibilidad. Pero una de las enseñanzas fundamentales de la cual habríamos de hacer partícipe a nuestros vástagos sería la de llegar a entender que no toda mala experiencia ha de resolverse como suceso trágico. Sería conveniente intentar rehuir la idea de que nos afecte en exceso aquellos momentos de equivocación y deberíamos de entender que para mejorar, nuestro único procedimiento útil es el recordar, aprender de la experiencia individual y colectiva tanto positiva como negativa.

"Todos aquellos ingredientes con los que la vida nos impregna, por su propio peso, caen sobre el entendimiento humano y éste ha de saber sacarle el mayor partido. Ese amasijo de experiencias de todos los colores, formas y sabores que se nos presentan a diario, han de ser parte del saco que complete nuestro conocimiento. Hemos de dar positivismo a cada suceso para mejorar en nuestro devenir. Después de todo el enriquecimiento personal siempre parte del descarte de aquello que una vez conocido se evalúa de incómodo. Es indudable que todo proceso que parte del aprendizaje ha de llevar una continuidad en su ejercicio selectivo optativo".

"El dolor es inevitable... El sufrimiento una elección"