En su obstinada lucha por acaparar la producción industrial del mundo, el gigante y gran dragón chino ha logrado crecer y desarrollarse de un modo desorbitado haciendo que el resto del planeta adquiera de él una dependencia productiva casi completa. Durante éste transcurso de tiempo ha transmutado su piel política que hasta ahora participaba de una filosofía basada en intento por alcanzar la igualdad social de la población, a un sistema en el que decididamente se ha optado por premiar a unos pocos con la beneficencia de la opulencia, eso sí, siempre a tenor de la semiesclavitud a la que habrá de mantener subyugado al resto de los habitantes, que desarrollarán por completo una vida exclusiva en pro del trabajo y que no le evitará eludir en algunos casos los límites de la pobreza. Se genera con ello sin duda un cuajo de podredumbre que fermentará hasta hacer que sus propios pilares tambaleen.

"El gran dragón Chino despertó y ha emergido de las profundidades para entablar una cruenta batalla por liderar el sistema económico mundial"