Una enorme dosis de mecanización y robotización sobrecarga nuestros centros de elaboración a fin de procurarnos productos de una muy alta calidad. Se diseñan ambientes de trabajo en los que la ofimática procura y garantiza con cabal exactitud y precisión los resultados de nuestro trabajo. El entorno domótico de nuestras estancias predisponen el confort, la seguridad y la sencillez de funcionalidad de las tareas que más ingratas nos resultan en pro de disfrutar y alcanzar de un elevado nivel de comodidad y mejora. Pero ahora que todo nuestro ámbito comienza a estar regido y dominado por los microprocesadores, pieza fundamental para el logro de lo que se podría denominar la "sociedad del ocio", nos damos cuenta de que aún hay algo que no ha mejorado y que a duras penas encaja en éste vasto rompecabezas..., los enrevesados y perniciosos juicios y prejuicios que la mente humana concibe en pos de la intolerancia, que se muestra cada vez más arcaica. "El engranaje imperfecto".

"La sofisticación y grado de excelencia adquirido por el individuo en colectividad, no es reflejo equiparable al de su capacidad de convivencia".