Tenazmente se persigue el poder sin límite de saciedad en cualesquiera de sus vertientes, económica ó política. La preponderancia de poder genera un tentador sentimiento de grandeza a la vez que de celo y recelo, que obliga al que lo atesora -persona u estamento- a ejercer manifiesta constancia de su autoridad si lo que desea es participar de ese status durante largo período de tiempo, bien mediante el levantamiento de megalómanos complejos, la obtención del beneficio o la sumisión de aquellos colindantes a sus dominios u ambos a la par. Pero el exceso de poder corrompe, la corrupción descalcifica instituciones y organismos de potestad, cimiento principal de los sistemas gubernamentales, arrasando colateralmente los principios de equidad y bienestar general, causa principal del origen de la decadencia.


"Los muros de todo imperio y de toda civilización acaban sus días, tras su período de esplendor, sumergidos en la tiniebla, la confusión y la debilidad. Corto camino resta en ese punto hacia la ruina y la autodestrucción".