Han crecido en algunos momentos abruptos matojos e insanos tallos que han logrado alcanzar elevada altura y vigoroso aspecto, raíces cuyas extremidades se han expandido y multiplicado abarcando distintos estratos y generaciones con equívocos mensajes, formando densas y herméticas colonias de fuerte arraigo, permitiéndose orquestar a antojo un mundo en el que monopolizar todo lo que acaparan y reduciendo a mera comparsa aquello que aproxima a su entorno y que no participa de su idea u concepción. Creyeron entender que no existe posible lugar en el individuo para la regeneración, ni para la imperfección y optaron por eliminar lo que consideraron insano desde la misma raíz. Demoler todo lo habido y construido y comenzar de nuevo, es la licencia que ciertos autócratas se permitieron y se permiten aún hoy día, haciéndose partícipes protagonistas de un juego sobre cuyo tablero a puro antojo se conceden el privilegio de hacer valer su capacidad para establecer la suerte de miles de almas inocentes bajo el exterminio.

“¿Es un líder el que lidera ó el que libera…? Hacerse valer como un verdadero líder no es posible por medio de la imposición, sino como un ejercicio resultado de la elección.”