Una vez entendido y asumido que el propósito de acercarse a la utopía resulta ser un esfuerzo perpetuo, baldío, a la vez que infinitamente complejo, se comienza a percibir la generalizada sensación de interpretar la realidad como un hecho coyuntural sufrible, dando lugar a que se adopten planteamientos tales como que la imperfección humana y la inestabilidad de los cambios en sus sistemas facilite una posible permuta de condiciones en sus hábitos cotidianos, tendentes a converger hacia un estadio distópico, en la que todo se desarrolla de forma anómala, caótica e insostenible. Ésta sería una peculiar concepción de la distopía en el entorno humano.

"La visión que obtenemos de nuestro entorno viene dada por la capacidad que los bastoncillos de nuestra retina han desarrollado al contacto con los fotones, más el hábito de aprendizaje que el cerebro ha adquirido en el intento de comprender todos aquellos sucesos que ocurren dentro de su ángulo de percepción. En un supuesto mundo antagónico a la perfección, la distopía refractaria apelaría a un incomprensible y errado efecto que la visión obtiene bajo la consecuencia de un suceso no inteligible, como lo sería la equívoca aparición del reflejo de un objeto en la superficie del agua. Éste sería un peculiar concepto de la distopía en un entorno científico”