Qué fue lo que inclinó al ser humano a erigir enormes piedras concentradas en pequeños cúmulos a los cuales aún hoy día no dejamos de buscar un cierto orden y significado lógico, es sin duda algo que alimenta nuestra intriga y en torno a lo que no hemos dejado de componer continuas cábalas y suposiciones. Puede que tan solo fuere una manera de señalizar ó identificar la ocupación de un territorio, de demostrar una supremacía con respecto a otras tribus, establecer un punto de enlace con aquellos dioses poseedores del control de todas las inexplicables fuerzas de la naturaleza que por entonces fuimos incapaces de entender, referencia y medición ó punto astronómico como útil calendario para las rutinas, ser quizás un mero amago de un futuro impulso creativo y constructivo ó una inquietud por dejar huella para futuras generaciones. Cualesquiera de éstas razones estaría entre una posibilidad válida, pero lo más importante es que con ello comenzaba a tomar forma en el interior de su mente unas inquietudes que se apartaban en mucho de la mera preocupación por la supervivencia, lo que fue un paso fundamental en su desarrollo. El resto a pesar de su certeza, resultarían ser añadidas leyendas y mitos que la tradición ha ido forjando en sólidos fundamentos a partir del cual establecer el arraigo de sus creencias.

“El conjunto de menhires prehistóricos de “Callanish” es hoy día itinerario frecuente de turistas e inquietas mentes atraídas por la sensación de trasladarse por momentos a la remota prehistoria y de percibir, si es que posee esa peculiaridad, la misteriosa energía que algunos consideran que éste lugar transmite.”

“La danza de los menhires.“